El feedback, retroacción o retroalimentación significa literalmente respuesta o reacción sobre una “acción”. Por su parte, el Diccionario de Términos ELE del CVC en su definición dice que “En el discurso generado en el aula, la retroalimentación puede afectar tanto al contenido de la comunicación como al proceso de aprendizaje que se desarrolla mediante aquella.”
De esta forma, la retroalimentación puede ser positiva o negativa. Si cuando hablamos con los estudiantes para ayudarlos a mejorar y motivarlos en el aprendizaje, lo hacemos fijando la atención en aquello que hacen mal, decimos que les estamos dando un feedback negativo, mientras que si nos centramos en lo que están haciendo bien, decimos que les estamos dando una retroalimentación positiva.
Las palabras para alentar al estudiante también son importantes. Los neurólogos afirman que las palabras, ya sean positivas o negativas, producen efectos en el cerebro y, por tanto, influyen en el aprendizaje.
Un feedback negativo puede despertar en los alumnos sensaciones de malestar, ansiedad o indiferencia, mientras que el uso de palabras positivas producen reacciones optimistas, satisfactorias y motivadoras. Así pues, una retroalimentación positiva consigue reforzar conductas y actitudes provechosas para el estudiante.
Para conseguir un aprendizaje más rápido y eficaz, la retroacción positiva puede resultar muy útil.
Os dejamos a continuación algunos ejemplos de cómo podemos cambiar nuestra forma de dirigirnos a los alumnos y, así, beneficiar su rendimiento.
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